Por qué es tan fácil matar a un policía en Bs. As.
Chalecos que no atajan las balas. El 911 que confunde. Los móviles a los que se le salen el volante. Manejan armas de la década del ‘60.
Stornelli ya no puede contener el malestar generalizado entre los uniformados. Armamento defectuoso, chalecos vencidos y móviles inservibles, sumados a un trabajo inhumano y mal pago hacen de la Fuerza una bomba a punto de estallar.
Cuatro policías muertos en lo que va del año. El último de ellos, un suboficial masacrado por criminales en La Plata, desató una cadena de mensajes de texto entre los miembros de la Fuerza. Concurriendo a marchas masivas frente al ministerio,
Aunque menos glamorosa que la denominada “marcha de los famosos”, la convocatoria de los hombres de azul tubo la misma finalidad que la de la manifestación que se hizo en Plaza de Mayo: decirle “basta a la inseguridad”, pero también a las “nefastas condiciones de trabajo” con las que conviven los uniformados.
Y, pese a que la Cartera comandada por Carlos Stornelli logró frenar la difusión de un acuartelamiento en Olmos, tras el homicidio de Miguel Ángel Martínez, los ánimos están muy caldeados, casi incontrolables. Los “poli” no soportan más, esa es la realidad que, a toda costa, las autoridades provinciales quieren ocultar. Pero, en este caso, poco servirá barrer la basura bajo la alfombra.
De hecho, pudimos saber que el año pasado hubo un intento de acuartelamiento que fue apaciguado por la Ley de Prescindiblilidad por la cual los policías pueden ser dados de baja, sin más trabajo burocrático que un sumario.
Esta es una de las normas que evitan que los policías levanten su voz contra la escasez de presupuestos para móviles desechos, chalecos antibalas inservibles, armamento defectuoso y de mala calidad o el hecho de trabajar 32 horas corridas sin pegar un solo ojo por un sueldo magro.
Para colmo, los oficiales consideran que no cuentan con el apoyo de las autoridades. Y, que cada vez que salen a la calle, se sienten desamparados, “caminando por una cornisa que tiene, a la derecha, la cárcel y, a la izquierda, la muerte”.
Las próximas letras son las palabras de un oficial de policía en su anonimato para no sufrir las descaradas represarías:
Contamos con 60.000 hombres armados, sin sindicato ni nadie que nos defienda, hombres trabajando sin parar y sin dormir, sin chalecos porque no tienen, con armas que tienen tres décadas o de mala calidad, con una obra social (IOMA) que es obsoleta e ineficiente, con un sueldo en mi condición de oficial que arranca en $ 342.
En conclusión para que a un camarada le rinda el sueldo y pueda llevar el pan a sus casas debe trabajar 32 horas de corrido entre el horario preestablecido, las cores y los adicionales, en consecuencia el mes tiene 720 hs y los “Vigis” trabajan 464 para tener un sueldo digno.
Cambiando de tema, acá hay una corona, y la plata para arreglar los móviles, no aparece, si nos quedamos sin aceite, nos mandan a “manguear”, vivimos mangueando todo hasta la propia comida que por ley nos corresponde, andamos con móviles destruidos yo e estado en móviles que se les salía el volante o la palanca una verdadera vergüenza y por supuesto hay detalles que a nadie le importa.
Para ir terminando para los medios que nos preguntan si tenemos miedo les comento que no, sino inseguridad, miedo a hacer lo que tenemos que hacer o lo que nos mandan a hacer y no contar con un respaldo, poder ir preso porque están los jueces garantistas, nuestro miedo tiene que ver con que los que nos tendrían que respaldar no lo hacen prefieren ponernos en la hoguera y salvarse ello, tan solo pueden darse cuenta viendo los casos de nuestros camaradas como Mazzucchelli, Olivera y tanto otros policías de honor que por cumplir con su deber exigido por nuestra propia institución están siendo juzgados falsamente.
Gracias
Chalecos que no atajan las balas. El 911 que confunde. Los móviles a los que se le salen el volante. Manejan armas de la década del ‘60.
Stornelli ya no puede contener el malestar generalizado entre los uniformados. Armamento defectuoso, chalecos vencidos y móviles inservibles, sumados a un trabajo inhumano y mal pago hacen de la Fuerza una bomba a punto de estallar.
Cuatro policías muertos en lo que va del año. El último de ellos, un suboficial masacrado por criminales en La Plata, desató una cadena de mensajes de texto entre los miembros de la Fuerza. Concurriendo a marchas masivas frente al ministerio,
Aunque menos glamorosa que la denominada “marcha de los famosos”, la convocatoria de los hombres de azul tubo la misma finalidad que la de la manifestación que se hizo en Plaza de Mayo: decirle “basta a la inseguridad”, pero también a las “nefastas condiciones de trabajo” con las que conviven los uniformados.
Y, pese a que la Cartera comandada por Carlos Stornelli logró frenar la difusión de un acuartelamiento en Olmos, tras el homicidio de Miguel Ángel Martínez, los ánimos están muy caldeados, casi incontrolables. Los “poli” no soportan más, esa es la realidad que, a toda costa, las autoridades provinciales quieren ocultar. Pero, en este caso, poco servirá barrer la basura bajo la alfombra.
De hecho, pudimos saber que el año pasado hubo un intento de acuartelamiento que fue apaciguado por la Ley de Prescindiblilidad por la cual los policías pueden ser dados de baja, sin más trabajo burocrático que un sumario.
Esta es una de las normas que evitan que los policías levanten su voz contra la escasez de presupuestos para móviles desechos, chalecos antibalas inservibles, armamento defectuoso y de mala calidad o el hecho de trabajar 32 horas corridas sin pegar un solo ojo por un sueldo magro.
Para colmo, los oficiales consideran que no cuentan con el apoyo de las autoridades. Y, que cada vez que salen a la calle, se sienten desamparados, “caminando por una cornisa que tiene, a la derecha, la cárcel y, a la izquierda, la muerte”.
Las próximas letras son las palabras de un oficial de policía en su anonimato para no sufrir las descaradas represarías:
Contamos con 60.000 hombres armados, sin sindicato ni nadie que nos defienda, hombres trabajando sin parar y sin dormir, sin chalecos porque no tienen, con armas que tienen tres décadas o de mala calidad, con una obra social (IOMA) que es obsoleta e ineficiente, con un sueldo en mi condición de oficial que arranca en $ 342.
En conclusión para que a un camarada le rinda el sueldo y pueda llevar el pan a sus casas debe trabajar 32 horas de corrido entre el horario preestablecido, las cores y los adicionales, en consecuencia el mes tiene 720 hs y los “Vigis” trabajan 464 para tener un sueldo digno.
Cambiando de tema, acá hay una corona, y la plata para arreglar los móviles, no aparece, si nos quedamos sin aceite, nos mandan a “manguear”, vivimos mangueando todo hasta la propia comida que por ley nos corresponde, andamos con móviles destruidos yo e estado en móviles que se les salía el volante o la palanca una verdadera vergüenza y por supuesto hay detalles que a nadie le importa.
Para ir terminando para los medios que nos preguntan si tenemos miedo les comento que no, sino inseguridad, miedo a hacer lo que tenemos que hacer o lo que nos mandan a hacer y no contar con un respaldo, poder ir preso porque están los jueces garantistas, nuestro miedo tiene que ver con que los que nos tendrían que respaldar no lo hacen prefieren ponernos en la hoguera y salvarse ello, tan solo pueden darse cuenta viendo los casos de nuestros camaradas como Mazzucchelli, Olivera y tanto otros policías de honor que por cumplir con su deber exigido por nuestra propia institución están siendo juzgados falsamente.
Gracias
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