“¡No puede ser! A este tipo le damos 10 millones por año y encima nos pega y nos quiere fijar la política de seguridad!”. Cada domingo, cuando toma Página 12,Ricardo Casal, enfurece. El columnista principal de ese diario, Horacio Verbitsky, tiene en la mira hace tiempo al ministro de Justicia y Seguridad bonaerense. Pero lo que más inquieta a Casal es la influencia creciente que Verbitsky tendría en el Gobierno, sobre todo en el área de seguridad.
Cree que el periodista es el cerebro de la avanzada de la Casa Rosada en su contra, cuya punta de lanza sería Nilda Garré. Y por eso, a veces estalla en reclamos como el del comienzo de esta nota, revelado a Clarín por amigos del ministro, y que apunta al dinero que la provincia le asigna a la Comisión Provincial de la Memoria, en la que pisa fuerte el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presidido por Verbitsky.
En la Casa Rosada confirman que la tensión existe. Y que es el punto más caliente por estas horas en la siempre difícil relación entre el kirchnerismo y el sciolismo.
“La política de seguridad que intenta imponer Garré choca de frente con la de Scioli, que viene haciendo todo lo contrario”, explica una fuente de Balcarce 50 que ejemplifica: “Nilda quiere el control político sobre las fuerzas de seguridad y Scioli, primero con (Carlos) Stornelli y ahora con Casal, dejan que la Bonaerense los maneje a ellos ”.
La creación de la cartera de Seguridad y el desembarco allí de Garré lleva el mismo espíritu refundador de la cultura policial y de las fuerzas de seguridad que tuvo la gestión de León Arslanián en la Provincia durante la gobernación de Felipe Solá. Con aquellos cambios dio marcha atrás Scioli, primero con Stornelli y luego con la consolidación de un megaministerio en manos de Casal.
El ministro bonaerense sintió la presión desde el vamos, cuando una de las primeras decisiones de Garré fue enviar seis mil gendarmes al conurbano. Lo hizo sin siquiera consultar a Casal, que lo vivió como una cuasi “intervención” en la seguridad de su territorio. Enseguida, la ministra avanzó en el intercambio directo de información con el jefe de la Bonaerense, Juan Carlos Paggi, sin la intermediación de Casal.
No hay que ir muy lejos en el tiempo para recordar que más de una vez Scioli complació a Néstor Kirchner entregándole la cabeza de funcionarios bonaerenses que no eran de su agrado, como Emilio Monzó o Santiago Montoya. “Cristina no es como Néstor. No le va a pedir a Daniel que lo saque, pero va a dejar en claro que el Gobierno Nacional está haciendo algo distinto y la Provincia se deberá hacer cargo de lo que haga su policía”, aseguraron en la Casa Rosada, justo antes de los incidentes del jueves pasado en José León Suárez, donde dos jóvenes murieron bajo las balas de plomo de la Bonaerense.
Ayer, el CELS volvió a criticar las “políticas autoritarias” del gobierno de Scioli y el Movimiento Evita convocó a una marcha contra la represión policial (ver aparte).
Casal no respondió los llamados de este diario, pero desde el gobierno provincial aseguraron que “Scioli está muy conforme con su tarea y lo mantendrá en su puesto”. Como muestra, enviaron un lista de acciones promovidas durante la gestión de Casal.
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